Hacer ejercicio durante el embarazo. Estos son los deportes que deberías hacer
Cuando se está embarazada, junto a la alegría de esperar un hijo que te va a cambiar la vida, se presentan también inconvenientes añadidos como el aumento de peso, los problemas circulatorios y los dolores de espalda.
La subida excesiva de peso, la diabetes gestacional, el parto por cesárea, el dolor lumbar o la incontinencia urinaria son algunos de los riesgos a los que puede enfrenarse la mujer embarazada cuando no se lleva una vida saludable durante este período de sus vida.
Los vómitos y las náuseas matutinas durante los primeros meses casi son inevitables, pero las molestias físicas se pueden reducirse a través de algunos tipos de ejercicio, los que no requieren ningún sobreesfuerzo ni provoquen que el corazón lata a más de 120 pulsaciones por minuto.
Antes de profundizar en este asunto, si estás embaraza y amas el deporte, hay algunas pautas que deberías tener en cuenta antes de poner en práctica algún ejercicio físico.
En general, el tiempo del embarazo puede ser un buen período para hacer deporte, siempre que se haga de forma moderada y bajo control médico.
Si eres una mujer acostumbrado a practicar ejercicio de forma habitual, solo puede seguir haciéndolo si su gestación no presenta ningún problema y el deporte o actividad física que realizas no requiera de grandes esfuerzos o ponga en peligro la salud física de la madre o del futuro bebé.
La intensidad del ejercicio no debe llevar a superar las 110 pulsaciones por minuto.
En caso de que se presente fatiga, calambres, contracturas, síntomas de agotamiento o dificultades para respirar, debes parar de forma inmediata.
Está completamente contraindicado hacer deporte en el tercer trimestre o cuando surgen complicaciones durante el embarazo.
Caminar, que no correr
Solo en los casos en los que la mujer embaraza esté acostumbrada a correr puede seguir haciéndolo tras quedarse encinta. Como norma general, no es aconsejable hacerlo, pero si insistes, deberías seguir algunos buenos consejos:
Consulta primero a tu ginecólogo. Baja la frecuencia y la velocidad de los entrenamientos y parar antes los primeros síntomas de cansancio o fatiga. Utiliza zapatillas que protejan del impacto de tu pie contra el suelo para que este no sea muy brusco. El terreno donde corras no debe presentar pendientes pronunciadas ni tener un firme duro.
Si eres de las que antes del embarazo practicabas aerobic, podrías seguir haciéndolo siempre y cuando evites los saltos, controles tus pulsaciones y pares ante las primeras señales de fatiga o cansancio.
Caminar durante el embarazo es ideal ya que aporta a la mujer muchos beneficios físicos y se puede realizar desde el primer día hasta el último antes del parto.
Al caminar se reduce la presencia de problemas circulatorios, la hinchazón de pies y piernas, el estreñimiento y las hemorroides. Es además un excelente método de controlar el peso sin los peligros que requieren los ejercicios aeróbicos.
Natación y otros deportes acuáticos, pero no el buceo
La natación es uno de los pocos deportes que resultan en general siempre beneficio para la mujer embarazada.
Este deporte es ideal para cualquier persona y a cualquier edad. Sus ventajas están ampliamente documentadas y su práctica es muy beneficiosa ante cualquier problema muscular.
En la embarazada, la natación mejora el tono muscular ya que la resistencia del agua obliga el trabajo de glúteos, pelvis y piernas.
Es también este deporte un gran activador de la circulación de la sangre, sobre todo la posición horizontal que adopta el cuerpo al moverse en el agua.
Otras ventajas adicionales de practicar natación durante el embarazo es la de aumentar la resistencia pulmonar, y previene asimismo la aparición de varices, los calambres y la hinchazón.
Al estar en el agua, la embarazada se siente más relajada y ligera de peso. La tensión de la espalda se relaja y les cuesta menos realizar ejercicios que fuera del agua les exige un gran esfuerzo.
Tanto si lo haces en piscina como en el mar puedes practicarlo. Eso sí, los estilos crol y braza no son adecuados ya que pueden acarrear problemas y dolores de espalda.
En la playa, cuídate de que el agua esté limpia, no haya grandes olas y el agua tenga una temperatura templada. En el mar, mantente siempre bien hidratada, protege tu cabeza con un gorro y aplica con frecuencia crema de protección solar.
No frecuentes zonas donde no hagas pie y nada acompañada por si se presenta algún calambre y precisas de ayuda para salir del agua.
Durante las sesiones de natación, haz paradas y deja que tu cuerpo flote boca arriba, o apóyalo en churros de goma espuma debajo del cuello o tras las rodillas.
En cuanto a los deportes acuáticos, el submarinismo está contraindicado ya que obligan a contener la respiración. Además, la descomprensión es otro factor altamente peligroso.
Existen, además, algunas circunstancias en que está desaconsejado nadar durante el embarazo:
-Si se tiene un embarazo de alto riesgo.
-Si hay amenaza de parto prematura.
-Si b>presenta placenta previa.
–Si existe retardo en el crecimiento uterino.
–Si hay dilatación en el cuello del útero.
–Cuando haya problemas vasculares.
-Tras haber expulsado el tapón mucoso.
Pilates y estiramientos
El método pilates proporciona grandes ventajas para la mujer embarazada.
Dentro de casa, se puede diseñar una tabla de ejercicios de estiramientos. Con ellos la mujer embarazada logrará mayor flexibilidad, y le aportará relajación y tonificación muscular.
Los ejercicios de Kegel o los que se hacen en cuclillas se practican habitualmente en las clases de preparación al parto y se pueden seguir haciéndolos en casa.
Qué ejercicios no hacer cuando se está embarazada
Hay deportes que, bajo ninguna circunstancia, están aconsejados practicar por parte de la mujer embarazada.
Deportes de contacto como el judo y el resto de artes marciales, el boxeo y la lucha están terminantemente prohibidos ya que se corre el riesgo de que el bebé pueda sufrir un golpe.
Nada tampoco de puenting, parapente y otros como el esquí que, aunque aparentemente no son tan peligrosos, el riesgo de caídas y golpes suponen un plus de riesgo para la embarazada y el bebé.
En los últimos tiempos se han publicado estudios que avalan la realización de ejercicios durante el embarazo. Sin embargo, la embarazada debe estar atenta a los avisos que le lanza su cuerpo y dejar de hacerlo si se presentan algunos síntomas tales como dificultades para respirar, mareos, dolor de cabeza, molestias en el pecho, hemorragia vaginal, dolor o hinchazón en las pantorrillas, debilidad muscular, visión borrosa o pérdida de líquido a través de la vagina. En tal caso se aconseja acudir de inmediato a su ginecólogo.